elástico,
se expande y cubre pedazos de tierra gigantes
Palpita, con la cadencia de una sonata,
plácido,
acomoda días y noches sin el típico espanto
No espera, contempla el paso del tiempo,
confiado,
renuncia al forcejeo que entumece a los sentidos
Drena, llena los espacios encogidos del cuerpo
y, ágil,
suaviza... relaja mis dolidos pies y mis atadas manos